Ayer estaba echando un vistazo a mi perfil de LinkedIn para actualizarlo (conveniente hacerlo más que de vez en cuando) y me di cuenta que era día 3 de abril. Exactamente 3 años habían pasado desde que había iniciado esta aventura personal. 3 años desde que había decidido dejar de lado mi carrera como asalariada para partir de cero y empezar a buscarme la vida como profesional libre.
Hacía bastante tiempo que no escribía un post, y lo cierto es que ya sé que dicen que no debes dejar morir tu blog, pero no es menos cierto que si no estoy inspirada para contar algo, no me sale escribir nada. Y me niego a escribir por obligación, así que hoy sí que creo que esto que os cuento puede ayudar a alguien que esté a punto de vivir, o viviendo ya, la aventura del mundo del autónomo.
Y esto son algunas de las cosas que he aprendido:
1. No puedo trabajar todos los días en casa. Desgraciadamente soy carne de cañón del programa de Ana Rosa. Necesito la rutina de levantarme, salir, acicalarme y cambiar de espacio. Suele parecer muy idílico el tema de teclear en pijama y con el café en el “mug” que te regaló tu hijo de 6 años por el día de la madre, pero primero: no lo es, y segundo: ya será necesario vivir esa sensación cuando hagas horas extras los fines de semana y a partir de las nueve de la noche. Así que mi consejo es que te busques un espacio.
2. No creo en los cafés reuniones. O tomas un café, o tienes una reunión. Muy de vez en cuando puedes aprovechar la circunstancia de café para hablar algo de trabajo, pero en general es 80% café y 20% trabajo. (excepto la que tuve hoy en Pandelino ;-))
3. Y hablando de cafés, no puedo estar todo el día tomando cafés (eso va por ti Papá). La gente cree que como eres dueña de tu tiempo siempre tienes libertad. Pues se da la circunstancia de que precisamente por eso pasa totalmente lo contrario. Mi agenda nunca ha sido tan milimetrada. Nunca he sido tan productiva. Mis horas delante de la pantalla pasan como segundos y casi al 100% concentrada en el trabajo. Y eso es absolutamente maravilloso porque me permite realmente disfrutar de los momentos que no estoy trabajando y vivirlos con muchísima más intensidad
4. Ya no me motivan las vacaciones. Ni los festivos. De hecho los festivos me molestan porque me obligan a aplazar una reunión o una tarea, o venir a la oficina con menos recursos porque la gente no está currando. Y respecto a las vacaciones, puedo cogerme vacaciones cuando me dé la gana y el tiempo que quiera, así que el hecho de que pueda hacerlo con libertad les ha quitado peso en la ponderación de la escala de felicidad de mi vida (esto creo que da para una tesis doctoral…).
5. Es muy difícil venderse. Para mí al menos es de lo más complicado. Sobretodo sin perder la dignidad, y manteniendo el equilibrio perfecto de humildad, capacidad y a la vez despertando la necesidad.
6. Es aún más difícil poner precios y cobrar. Y es que estando acostumbrada a que en el mundo de la empresa se habla de dinero, normalmente, sólo una vez al año y luego te viene dado a fin de mes, de repente es como incómodo cobrar persona a persona, empresa a empresa por tu trabajo. Especialmente cuando cobras a particulares, y sobretodo si son conocidos. A veces incluso te planteas si de verdad alguien te tiene que pagar por algo que realmente te gusta hacer.
7. He practicado el trueque. Y me gusta. Y me satisface. (ahora me siento como si estuviese haciendo una confesión prohibida). Y es que lo cierto es que el valor que tiene el trabajo para mí va mucho más allá del dinero. Es cuestión de aportar algo diferente y que ayude a los demás, ya sea una empresa o una persona. Por eso me gusta ayudar y que me ayuden a cambio.
8. Y para concluir, ya sé que los autónomos en España somos un colectivo bastante olvidado, que estamos a años luz de otros países en privilegios, pero yo luzco inmensamente orgullosa esta condición que me ha permitido, entre otras cosas, aumentar mi familia, y además trabajar con el corazón. Y hoy por hoy no lo cambiaba ni por uno ni por dos trabajos en Google.
5 abril, 2016 en 14:03
Me encantó el artículo, Rosa!
Qué bueno que has podido tener tiempo y ganas para escribirlo, porque es de esas cosas que son espejos!
Bonito resumen!! Felicidades!
6 abril, 2016 en 09:46
Gracias Edite… cuando me viene la inspiración es como una obsesión y tengo que soltarlo! Besos fuertes…
5 abril, 2016 en 14:20
Madre mía….parece que me has leído el.pensamiento. estupendo post y estupendo resumen.
Besos
Paula
6 abril, 2016 en 09:45
Sí!!! Yo también lo pensé cuando vi tus publicaciones. Mucha suerte con ese gran proyecto http://www.stoneandsoup.com
5 abril, 2016 en 23:15
La verdad es que suena demasiado bien!
Siempre he sido asalariada y dar ese paso me parece de gran valentía!
Enhorabuena por tu coraje y por tu organización del tiempo. A mí no me llega para nada y eso que lo intento!
6 abril, 2016 en 09:44
Sí, quizás no he hablado de la parte menos bonita, que la hay… pero bueno en general yo estoy muy feliz con esta forma de trabajar. Gracias amiga! besos enormes
6 abril, 2016 en 21:17
Me alegro muchísimo verte tan feliz con esa gran apuesta que has hecho con tu vida!! Es muy importante encontrar tu lugar en tu vida profesional y está claro que lo has encontrado!! Vales mucho!! Me hace mucha gracia la alusión a los cafés con tu padre…me lo imagino totalmente!! Un bsazo
8 abril, 2016 en 13:07
Muchas gracias Carmiña! Beso fuerte y ¡no exageres! Ganas de verte
26 abril, 2016 en 16:50
Da gusto ver a gente con tanta ilusión y ganas por seguir desarrollando una apuesta profesional; qué bonito que haya personas con esa necesidad de aportar su visión, su sensibilidad y su forma particular de hacer las cosas
Lo peor, que ya no te motiven las vacaciones
27 abril, 2016 en 11:17
Muchas gracias David por tu agradable mensaje. Eso mismo dice mi madre respecto a las vacaciones. No es exactamente que no me motiven, es que no son mi objetivo. Cuando estaba en empresa mis ilusiones se enfocaban en las siguientes vacaciones, y ahora mis ilusiones están en el día a día 😉